Este viernes, Sylvia Bronchalo acudió a la prisión de la isla de Samui para visitar a su hijo Daniel.
Tras treinta minutos en los que consiguió hablar con él, la mujer se quedó mucho más tranquila y, cubierta por unas gafas de sol oscuras, decidió salir ante los periodistas allí congregados para agradecerles su respeto y contarles cómo se encontraban su hijo y ella misma. Dijo que su hijo estaba mejor, que estaba tranquilo y que lo estaban tratando muy bien, con la voz temblorosa mientras admitía que cuando se conocieron no pudieron evitar emocionarse, al darse cuenta de la situación crítica en la que se encontraba tras confesar el asesinato y descuartizamiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta para acabar radicalmente con su relación.