Desde la muerte de la reina Isabel II, se ha especulado mucho sobre qué tipo de herencia dejaría a sus familiares y qué parte de su fortuna poseía. La Reina era propietaria de seis fincas: Castillo de Hillsborough, Sandringham, Castillo de Balmoral, Palacio de Holyrood, Castillo de Windsor y Palacio de Buckingham. Los expertos calculan que, a lo largo de su vida, la Reina acumuló una fortuna de ochenta y ocho millones de dólares.
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